Un cajero de banco descubre que en realidad es un personaje de relleno en un videojuego de mundo abierto y decide ser el protagonista de su propia historia. Ahora, en un mundo donde no hay límites, está decidido a ser el tío que salva el mundo a su manera antes de que sea tarde.
Durante mucho tiempo hemos visto como en el mundo del cine se han hecho películas sobre videojuegos que nos han llevado a través de la historia de la persona que juega (Tron, por ejemplo) y otras a través de las historias de los videojuegos en sí (Assassin’s Creed, por decir una de muchas). Sin embargo, en esta ocasión Hollywood nos ha traído a un NPC (personaje no jugable) como el protagonista de esta película repleta de referencias a diferentes videojuegos y franquicias cinematográficas como Fortnite o Marvel, sin ir muy lejos.
Free Guy no se libra de tener algún tropo narrativo como la relación que se termina dando entre la protagonista femenina y su amigo. Por añadir algo positivo, me ha gustado la inclusión de diferentes streamers de Norteamérica, ya que refleja la estrecha unión que hay entre el sector de los videojuegos y el mundo gaming; además de la variedad de videojugadoras y videojugadores que aparecen cuando entra en escena el mundo real (a pesar de que las opiniones de la mayoría de las jugadoras cuando hablan sobre Guy están relacionados con su aspecto físico).
Es una película que está bien para ver una tarde en la que no tengas nada que hacer y quieras entretenerte un rato.
Valoración: 2 sobre 5
Free Guy bebe de muchísimas otras obras y no se esconde a la hora de hacerlo: desde El Show de Truman a Matrix, pasando por Ready Player One o la saga de videojuegos GTA.
Se nota que el guion desarrollado desde el cariño a los videojuegos, aunque la historia romántica siempre tenga que convertirse en la columna vertebral de toda historia.
La película ofrece exactamente lo que da: entretenimiento distendido con una serie de referencias a franquicias reconocidas por cualquier gamer.
Destaco, sobremanera, el alegato Black Lives Matter desvinculado, más palatable para todos los públicos, pero desvirtuado de fuerza política.
Valoración: 2,5 sobre 5
